lunes, 14 de junio de 2021

Identidad canaria y educación: unos valores compartidos

 

Identidad canaria y educación: unos valores compartidos

Hace ya algunas semanas celebramos el Día de Canarias. Como cada 30 de mayo, aunque este año con muchas restricciones, son múltiples y variadas las acciones que se despliegan por nuestra geografía para conmemorar el día de nuestra tierra. Tierra atlántica en la que hemos forjado nuestra historia y nuestra identidad bregando entre “las patrias costas, donde la mar se estrella”. Ser de Canarias y querer a Canarias es inmensamente más, mucho más que un sentimiento.

 Sin pretender hacer demagogia, ni teorías vacuas al respecto de estas celebraciones, me han surgido algunas incertidumbres sobre cuestiones que quizás puedan ser de interés o quizás no trasciendan de estas líneas. A raíz de algunos programas televisivos emitidos en la última semana de mayo o de las actividades que se celebran en barrios, asociaciones, centros educativos…, me he preguntado: ¿Con estos actos adquirimos el necesario conocimiento y la cultura –escrita con mayúscula– de nuestra Tierra?

Como en casi todos, este tema también es cuestión de EDUCACIÓN. Pero a qué nos referimos con que es “cuestión de educación”. Vayamos por partes y analicemos algunas de las herramientas que nos hemos dado en nuestra Comunidad Autónoma para conocer, preservar, cuidar y difundir nuestro patrimonio cultural. 

Si partimos de la premisa de que la educación es la esencia, empecemos por la Ley Canaria de Educación (Ley 6/2014, de 25 de julio, Canaria de Educación no Universitaria) que en su Artículo 27.3.7 recoge:

“El currículo deberá contemplar la presencia de contenidos y de actividades relacionadas con el medio natural, la historia, la cultura, la antropología, la identidad canaria y otros hechos diferenciales del archipiélago canario, para que sean conocidos, valorados y respetados como patrimonio propio y en el marco de una cultura universal”. 

No obstante, educación y cultura constituyen un binomio indisociable, por eso haremos referencia a la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias (Ley 11/2019, de 25 de abril, de Patrimonio Cultural de Canarias), que señala que el patrimonio cultural de Canarias:

 “Está constituido por los bienes muebles, inmuebles, manifestaciones inmateriales de las poblaciones aborígenes de Canarias, de la cultura popular y tradicional, que tengan valor histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, etnográfico, bibliográfico, documental, lingüístico, paisajístico, industrial, científico, técnico o de cualquier otra naturaleza cultural, cualquiera que sea su titularidad y régimen jurídico”.

En el apartado h) del capítulo I dedicado a las Competencias de las administraciones públicas canarias se indica que deberán:

“Integrar su conocimiento y valoración en los currículos educativos de las enseñanzas en niveles no universitarios e impulsar estrategias de conocimiento o valoración en la educación no formal a través de programas específicos de difusión”. 

Asimismo, la Ley Orgánica 1/2018, de 5 de noviembre, de reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias entre sus Principios rectores, punto 7, se manifiesta expresamente que los poderes públicos asumen como uno de sus principios rectores:

“La defensa, promoción y estudio del español de Canarias, como variedad lingüística del español atlántico”. 

En lo referente a los Derechos en el ámbito de la educación, el Artículo 21.8 dice:

“Serán parte integrante de los planes educativos en la etapa obligatoria materias referentes a la historia, geografía, sociedad, política y cultura de Canarias”.

En cuanto al Patrimonio Cultural, el Estatuto en su Artículo 137. 1 señala que: 

“Corresponde a la Comunidad Autónoma de Canarias la competencia exclusiva sobre el patrimonio cultural, sin perjuicio del artículo 149.2 de la Constitución, que en todo caso incluye la regulación del régimen jurídico de los bienes, actividades y demás manifestaciones que lo integran por sus valores históricos, arquitectónicos, artísticos, arqueológicos, etnográficos, paleontológicos, científicos o técnicos, así como los bienes inmateriales de la cultura popular canaria y las particularidades lingüísticas del español hablado en Canarias”.

Por último, citaremos la Ley 5/2019, de 9 de abril, de la Lectura y de las Bibliotecas de Canarias en la que se recoge todo lo relacionado con el Patrimonio Bibliográfico de Canarias, en la que, además de múltiples referencias a la lectura y a que los planes que se desarrollen “deberán articular políticas de promoción de las personas autoras canarias” (Artículo 37.5) se establece como Objeto, punto 3:

“Es objeto de la presente ley regular el patrimonio bibliográfico de Canarias, para garantizar su protección, conservación, enriquecimiento, fomento, investigación y difusión […]”.

Resulta evidente que, según lo recogido en estas leyes,  las administraciones han realizado sus deberes; sin embargo, sabemos que la existencia de la norma por sí misma no garantiza la materialización de la finalidad para la fueron concebidas, así que nos queda mucho camino por recorrer.

Nos consta que desde diferentes departamento autonómicos se promueven muchas iniciativas para que la población en general tenga conocimientos sobre aspectos diversos de nuestra cultura y, desde luego, en el ámbito de la educación formal encontramos excelentes referentes de trabajo integrado en la planificación de las diferentes áreas curriculares. Del mismo modo,  desde el ámbito municipal e insular se organizan multitud de actos con el intento de fortalecer el sentimiento y el orgullo de nuestra identidad canaria.

Pero ¿es suficiente lo que se hace? ¿Se tiene una visión global del conocimiento que se debe transmitir, en especial a las jóvenes generaciones? ¿Hay estrategias y sinergias conjuntas entre las diferentes administraciones? ¿Es necesario planificar el estudio del patrimonio cultural en la formación inicial y permanente del profesorado?

Como decíamos al principio de estas líneas, al hilo de las acciones que hemos podido ver en diferentes lugares y medios de comunicación, nos han surgido algunas cuestiones sobre las que reflexionar. En un programa televisivo de contenido eminentemente canario se entrevistaba a investigadores de nuestro patrimonio arqueológico. En algunas de sus respuestas observamos la necesidad de realizar más esfuerzos con una planificación diferente:

“Si nosotros como canarios no somos capaces de valorar lo que es singular dentro de nosotros…, tantos lugares especiales de las islas […], difícilmente podemos avanzar en nuestros referentes culturales y en nuestros referentes de identidad”.

Canarias Amazigh, Tras las huellas de los antiguos canarios. TVCanaria

Antonio Tejera Gaspar. Catedrático de Arqueología y Premio Canarias de Patrimonio Histórico.

Hoy nadie discute la importancia de que la educación es la mejor herramienta para formar a toda la ciudadanía, sin duda también en el conocimiento de nuestras señas de identidad: las heredadas, las presentes y las que vamos creando y que conformarán la Canarias del futuro. Pero hay que educar desde una visión integral de nuestro patrimonio y eso significa abordarlo en todos los contextos (formales, no formales e informales). Para avanzar, todos los esfuerzos deben ser conjuntos y estar orientados hacia la misma meta.

Creemos que, desde esta mirada global e integral, podemos enmarcar la educación de nuestro patrimonio cultural canario. Pero ¿cómo hacerlo? Desde luego que la visibilización de distintas formas de expresión de la cultura mediante actos y actividades puntuales son atractivas y necesarias; sin embargo, si deseamos una educación profunda con una visión integradora de todas las facetas de la cultura, que impregne en estudiantes de todas las etapas educativas y a la ciudadanía en general, no basta con estas acciones que a veces son activismo descontextualizado.

Pero para que esto sea posible, desde todas las instituciones con responsabilidades en educación, cultura y patrimonio, que son todas, es esencial contar con un plan estratégico a largo plazo. Si bien, como hemos señalado, tenemos los documentos oficiales que nos dan el marco necesario para planificar, necesitamos que en las instituciones haya un marcado liderazgo que no sea cortoplacista, que piense en el bien común de toda la ciudadanía,  que conozca y sienta la necesidad de crear equipos interdisciplinares, pensamos que esta es la única manera de planificar el conocimiento de nuestro patrimonio cultural con ciertas garantías de éxito.

¿Fácil? Rotundamente NO. ¿Imposible? Claramente, NO. 

En pleno siglo XXI, las diferentes ramas del conocimiento deben estar  interconectadas con el objetivo de realizar este plan estratégico de educación patrimonial canario. Los equipos interdisciplinares de investigadores deben marcar los principios sobre los que debe asentarse el conocimiento imprescindible de nuestro patrimonio cultural, a partir de ellos, otros profesionales deben secuenciarlo y proponer diferentes metodologías que lo acerquen de manera significativa y contextualizada a cada etapa educativa de la educación formal y al resto de instancias fuera de los centros educativos.

En el caso de la educación no formal e informal, deberá articularse una política de gestión y difusión para toda la ciudadanía. En la responsabilidad de la municipalidad, los planes estratégicos deben partir de un diagnóstico que permita analizar necesidades de la población, recursos: personales y materiales  (teatros, museos, bibliotecas, asociaciones, grupos culturales, etc.) con los que se cuenta para saber los retos que se deben abordar y la manera de llevarlo a cabo. Medios de comunicación, redes sociales también juegan un papel importante en la transmisión de nuestro patrimonio cultural. Una vez que se cuente con la información, se han de establecer unos objetivos estratégicos que se anclen, a su vez, en diferentes ejes con la cronología deseable de acciones. Fundamental es la evaluación durante todo el proceso para poder encauzar las acciones programadas. El Plan Estratégico, municipal o insular, tendrá más perspectivas de éxito cuanto más participativo sea. Considero que una de las claves es conectar el patrimonio cultural con las personas. En el mismo programa televisivo al que aludíamos antes, Marcos A. Moreno, coordinador de Tibicena lo expresaba de la siguiente manera:

“Si nosotros a esos niños les metemos en el coco y en el corazón que este sitio es importante ese niño no expoliará. Si le decimos que lo interesante es el sitio en el que estamos, el yacimiento en sí, nadie se puede llevar eso, porque es conocimiento. Es decir, tenemos que cambiar la forma de vender el patrimonio, no como fetiche que es una muestra de algo y que no sirve de nada, sino como una historia que hay que recuperar y que tiene valor en su conjunto... No hay nada más agradable que ver  a gente disfrutando de la historia en un yacimiento. Todos los niños deberían pasar por el yacimiento de su zona”. 

Tengo la firme convicción de que cuando concibamos la educación como un todo, cuando cale como la gota de aceite la importancia que tiene la educación para que una sociedad avance, sea inclusiva, sea tolerante, libre, comprometida con los derechos humanos…, una sociedad en la que tengamos y reclamemos con equilibrio derechos y deberes, avanzaremos hacia la equidad social. Y, desde luego, el conocimiento de nuestras señas de identidad a través de planes estratégicos de educación patrimonial, hará que el camino hacia esa equidad social sea más factible porque la sociedad canaria comparte unos valores que nos hacen ser únicos.


Teresa Acosta Tejera

Maestra y Doctora en Filología

 

 







 

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