Y mi alma, tiende
sobre el mar dorado
una esperanza de
mejores tiempos,
en ese instante en
que las cosas todas
por demasiado ciertas
nos engañan...
Alonso
Quesada
Querida
Leila:
Hoy,
desde detrás de una pantalla, te escribo para mandarte un enorme abrazo de
ánimo y de esperanza. Tú representas a una generación de niñas y de niños que
en estos meses ha sufrido la pérdida de sus abuelos. En concreto a ti, te ha
tocado por partida doble porque este maldito virus te ha dejado sin tu
bisabuela y sin tu abuelo.
Esos
abuelos cuya brega en tiempos difíciles construyeron parte de este país, esa
generación que vivió penurias de todo tipo para que nosotros viviéramos mejor,
esas madres y padres de los que hoy somos madres y padres que nos han ayudado a
construir el mundo que hoy conocemos, que han dedicado su jubilación a
cuidarlos a ustedes, a mimarlos… siempre con una sonrisa y con la máxima
generosidad y amor. Abuelas y abuelos que han sido indispensables en nuestro
mundo… se están yendo por causas que jamás nos pudimos imaginar.
Leila,
yo no puedo decirte que lo que sucede tenga explicación, ni siquiera que la
puedas entender para ayudarte en tu
tristeza -tampoco nosotros los adultos lo comprendemos-. Pero estoy segura, de que ellos, tu bisabuela Rosa y tu abuelo Ramón,
y otros tantos, han dejado aquí tesoros como tú.
Tesoros
que harán posible engrandecer los valores que te transmitieron. Esos valores,
unidos a tus capacidades, a tu empatía, a tu generosidad, a tu ingenuidad, a tu
alegría y sobre todo, con mucha ilusión te guiarán. Confía y cree con certeza que vale la pena
trabajar por y para un Planeta mejor. Un Planeta en el que las personas sean la
prioridad; en el que el bien común sea
el objetivo; las alianzas sean parte indisociable de la vida comunitaria, para
que todas y todos alcancemos la prosperidad necesaria para tener una vida digna
y, un Planeta en el que la cultura de la
paz impregne esta aldea global que compartimos.
Sueña
Leila, sueña con un mundo en el que, como tú deseas, el medio ambiente tome protagonismo
y reanime la vida de nuestros preciados ecosistemas. Ya lo estamos viendo:
playas en las que los delfines y ballenas nadan a sus anchas sin la huella del
hombre, las aguas de nuestros mares limpias y transparentes, el cielo más azul,
los melodiosos cantos de los mirlos en el amanecer, se me antojan más
intensos…
Nosotros
los adultos te acompañaremos, te guiaremos…, pero el camino lo tienen que ir
construyendo poco a poco tú y tu
generación. ¡Es posible, pero debemos cambiar la mirada con la que hasta ahora
hemos hecho las cosas!
Seguiría
escribiéndote, pero solo te digo que estamos contigo, estamos con ustedes, con
todas las niñas y los niños a los que ahora no podemos ver reír, ni correr, ni
jugar en los patios de nuestros colegios…Ustedes son lo más importante que
tenemos día a día las maestras y los maestros… y que los queremos hasta el
infinito y… ¡Nos veremos muy pronto!
Y
se acerca la noche, una noche radiante de un primaveral abril…
Leila
asómate a tu ventana, y despacito, muy despacito recorre con tus ojitos cada
trocito de cielo, allí en la inmensidad del firmamento, descubrirás dos
estrellas que brillarán eternamente con toda su intensidad para ti.
Un abrazo de tu tutora,
Teresa Acosta