miércoles, 8 de abril de 2020

Dos estrellas brillan en el cielo



Y mi alma, tiende sobre el mar dorado
una esperanza de mejores tiempos,

en ese instante en que las cosas todas

por demasiado ciertas nos engañan...

                                             Alonso Quesada

Querida Leila:

Hoy, desde detrás de una pantalla, te escribo para mandarte un enorme abrazo de ánimo y de esperanza. Tú representas a una generación de niñas y de niños que en estos meses ha sufrido la pérdida de sus abuelos. En concreto a ti, te ha tocado por partida doble porque este maldito virus te ha dejado sin tu bisabuela y sin tu abuelo. 


Esos abuelos cuya brega en tiempos difíciles construyeron parte de este país, esa generación que vivió penurias de todo tipo para que nosotros viviéramos mejor, esas madres y padres de los que hoy somos madres y padres que nos han ayudado a construir el mundo que hoy conocemos, que han dedicado su jubilación a cuidarlos a ustedes, a mimarlos… siempre con una sonrisa y con la máxima generosidad y amor. Abuelas y abuelos que han sido indispensables en nuestro mundo… se están yendo por causas que jamás nos pudimos imaginar.



Leila, yo no puedo decirte que lo que sucede tenga explicación, ni siquiera que la puedas entender para  ayudarte en tu tristeza -tampoco nosotros los adultos lo comprendemos-. Pero estoy segura,  de que ellos, tu bisabuela Rosa y tu abuelo Ramón, y otros tantos, han dejado aquí tesoros como tú. 



Tesoros que harán posible engrandecer los valores que te transmitieron. Esos valores, unidos a tus capacidades, a tu empatía, a tu generosidad, a tu ingenuidad, a tu alegría y sobre todo, con mucha ilusión te guiarán. Confía y cree con certeza que vale la pena trabajar por y para un Planeta mejor. Un Planeta en el que las personas sean la prioridad;  en el que el bien común sea el objetivo; las alianzas sean parte indisociable de la vida comunitaria, para que todas y todos alcancemos la prosperidad necesaria para tener una vida digna y, un Planeta en el que  la cultura de la paz impregne esta aldea global que compartimos.

Sueña Leila, sueña con un mundo en el que, como tú deseas, el medio ambiente tome protagonismo y reanime la vida de nuestros preciados ecosistemas. Ya lo estamos viendo: playas en las que los delfines y ballenas nadan a sus anchas sin la huella del hombre, las aguas de nuestros mares limpias y transparentes, el cielo más azul, los melodiosos cantos de los mirlos en el amanecer, se me antojan más intensos…


Nosotros los adultos te acompañaremos, te guiaremos…, pero el camino lo tienen que ir construyendo poco a poco  tú y tu generación. ¡Es posible, pero debemos cambiar la mirada con la que hasta ahora hemos hecho las cosas! 


Seguiría escribiéndote, pero solo te digo que estamos contigo, estamos con ustedes, con todas las niñas y los niños a los que ahora no podemos ver reír, ni correr, ni jugar en los patios de nuestros colegios…Ustedes son lo más importante que tenemos día a día las maestras y los maestros… y que los queremos hasta el infinito y… ¡Nos veremos muy pronto!


Y se acerca la noche, una noche radiante de un primaveral abril…


Leila asómate a tu ventana, y despacito, muy despacito recorre con tus ojitos cada trocito de cielo, allí en la inmensidad del firmamento, descubrirás dos estrellas que brillarán eternamente con toda su intensidad para ti.


Un abrazo de tu tutora,
Teresa Acosta
  


1 comentario:

  1. Tere me contagio de la mirada que también ve con los ojos del corazón....un fuerte abrazo para las dos. Mucho Ánimo Leila

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